La dedicación como el ingrediente secreto para ser una pastelera exitosa
- Martina Churba
- 7 jun 2021
- 3 Min. de lectura
Con sólo 10 años de trayectoria, Victoria Capdevila logró convertirse en la chef de pastelería del lujoso hotel Grand Hyatt de Bogotá.

El trabajo suele ser visto como un sustento, para Victoria Capdevila es más que eso: “Aunque suene muy cursi, mi pasión es la pastelería. Estoy feliz de haberla elegido”, explica. Desde chica le gustó la cocina, pero la pensaba como un pasatiempo y no como una profesión. Hoy no tiene tiempo para hobbies porque le dedica doce horas al día a su principal afición.
Decidió que la cocina era su vocación a los veinte años, mientras hacía el ingreso a medicina o psicología, no lo recuerda exactamente. El problema fue que no era la única que creía que no era una profesión. Pagó sola la carrera en el Instituto Gato Dumas porque sabía que sus papás lo veían como un simple curso.
Aunque quería dedicarse a la pastelería, tuvo que empezar por trabajar en cocina. Inició su práctica en un restaurante chico de comida orgánica, y solo con hombres. “Me golpeaban, no me pedían ni perdón ni permiso, obviamente”, resalta Capdevila.
La mayor aspiración en su rubro es trabajar en hoteles. Es difícil entrar sin contactos y más difícil permanecer. Mientras que en un restaurante hay flexibilidad, en un hotel todo es por categoría:

El día de su casamiento sonó el teléfono para una entrevista. Tenía veintiocho años y la contactaban del Park Hyatt Buenos Aires. Su hermana atendió y pidió que por favor volvieran a llamar el lunes. Ella no lo esperaba porque nunca había aplicado, fue un compañero de trabajo del Hotel Madero. Logró entrar como ayudante de pastelería y llegó en poco tiempo a ser chef pastelera del Hyatt Centric Montevideo.
Está casada con Juan Camilo Herrera quien le enseñaba en el Instituto Gato Dumas. “A mí me gustó desde que la vi, y siendo ayudante del profesor era más fácil”, recuerda él. Hoy, los dos trabajan en el Grand Hyatt de Bogotá, Herrera dirige un restaurante del hotel, mientras ella se ocupa de todos los servicios de repostería.
El día a día en el rubro de chef no termina en las jornadas de doce horas. Cuando llega a su casa, Capdevila sigue respondiendo mails y llamados. En la apertura del Grand Hyatt, en el 2018, su horario llegó a extenderse a veinte horas diarias. “Es una persona muy exigente y espera que el trabajo esté bien hecho y con amor. Aprendí mucho de ella”, cuenta Nelson Barato Murillo, sous chef del hotel.
Es la primera vez que Murillo trabaja en una cocina dirigida por una mujer, y encuentra a Victoria más dedicada que sus jefes anteriores. Ella misma se describe como tenaz. Acepta que tiene un carácter fuerte, cree que eso la ayudó a crecer y hacerse valer en la gastronomía, sector fuertemente machista.
La relación de Capdevila con la comida no se limita a hornear. Aún siendo chef, su plato preferido la conecta con su infancia y su hogar en Argentina:
Crédito: Martina Churba.
Crédito de las imágenes: Video institucional del hotel (https://www.youtube.com/watch?v=NNEPc8YB6Ms).
Luego de dos años de trabajo en Colombia, Capdevila sigue siendo tan dedicada como en la apertura. Fue mamá hace siete meses, trabajó hasta el último día de su embarazo y dio a luz en su día libre. Sostiene que no quiere dejar de trabajar por la maternidad, aunque reconoce que sus prioridades cambiaron.
Incluso la chef pastelera de uno de los hoteles más grandes de Bogotá considera que tiene desafíos pendientes: “Todavía me faltan cosas por aprender, todo es práctica y tiempo”. Su marido resalta que solo lo dice porque es humilde y sencilla.
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